Sucedió el viernes pasado en el Hospital de Niños de Changzhou, al este de China. Treinta profesionales de la salud, se turnaron durante cinco horas para realizarle maniobras de resucitación cardiopulmonar a Xiao Yu, un niño de ocho años que sufría una miocarditis fulminante. En total se le hicieron 30.000 compresiones en el pecho para mantenerlo con vida.
Xiao sufrió convulsiones y un paro cardíaco, al que le siguieron otros dos. Por ese motivo, el equipo médico decidió contar con maquinaria de asistencia cardíaca y de oxigenación extracorpórea: pero debían esperar a que se las enviaran desde un hospital en Shanghái, lo que llevaría unas tres horas de traslado.
Mientras esperaban, Yu volvió a descompensarse y en ese momento el equipo médico decidió apelar a las maniobras de RCP para mantenerlo con vida. Rápidamente, los profesionales formaron una fila cerca de la cama del paciente para turnarse y asistirlo.
Según el portal China Daily, los turnos no duraron más de dos minutos, ya que las maniobras son cansadoras y si se aplican sin la fuerza suficiente pueden resultar ineficientes.
"La miocarditis produce síntomas severos de rápida evolución y su mortalidad es alta si no se atiende rápidamente", afirmó Zuo Guojin, médico del hospital al medio chino.