La muerte súbita por paro cardiaco constituye la principal causa de fallecimiento evitable. En España, esta realidad tiene detrás 30.000 defunciones al año, muy por encima de la cifra registrada por accidentes de tráfico (1.200 personas en 2017, según la DGT). La mayoría de las paradas respiratorias se producen de forma extrahospitalaria, con ausencias de reacciones inmediatas hasta la llegada de los sanitarios.
Muchos de los testigos de estos sucesos no tienen una formación básica en reanimación cardiopulmonar; de no ser de este modo, se podría reducir la mortalidad hasta en un 30%. Así ocurrió hace unos días en el IES Norba Caesarina (Cáceres), donde dos chicos, Aitor González y Sergio Lasso, salvaron la vida de un compañero que entró en parada cardiorrespiratoria.